jueves, 29 de septiembre de 2016

Innovación tambera en Santa Fe: muestras más precisas para asegurar la calidad láctea


Mediante el prototipo de MALEP es posible obtener muestras perfectamente representativas y válidas para cualquier tipo de análisis, ya sean fisicoquímicos o microbiológicos.

Un nuevo desarrollo tecnológico financiado por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva permite optimizar los programas de pago de la leche en base a la calidad físico-química y microbiológica.

Con el apoyo del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación (MINCYT), la industria láctea de Santa Fe logró un significativo avance tecnológico, que impacta tanto en la calidad del fluido como en el pago a los productores.

Así, gracias a una inversión total de 129.736 pesos, se creó un prototipo que asegura mayor precisión y seguridad en los controles de calidad.

Se trata del Muestreador Automático de Leche (MALEP), desarrollado por la Dirección General de Asistencia Técnica (DAT) de la Secretaría del Sistema Metalmecánico, Químico, Automoción y Otras Manufacturas –que depende del Ministerio de la Producción de la provincia de Santa Fe–.

El prototipo fue pensado para los camiones de recolección y recibo de leche y es una potente herramienta para recolectar leche a granel con mayor eficiencia y optimizar la calidad de las muestras.

Además, cumple con la Norma ISO 17025, que define los requisitos técnicos del procedimiento de extracción de la muestra que se someterá a análisis.

Este logro fue posible gracias a una línea de financiamiento para Proyectos Federales de Innovación Productiva (PFIP) que otorgó el Consejo Federal de Ciencia y Tecnología (COFECyT), que busca dar solución, a partir de la generación y transferencia del conocimiento, a problemas sociales y productivos concretos, de alcance municipal, provincial o regional.

De esa manera, el COFECyT financió la iniciativa con 86.286 pesos, mientras que la Secretaría provincial aportó 43.450 pesos.

Las distintas industrias lácteas implementan un sistema de pago por calidad con fuertes bonificaciones por la calidad microbiológica del producto; con el método manual, que es el más difundido, es muy difícil tomar una muestra segura y estadísticamente representativa para análisis microbiológicos.

La precisión de las muestras tiene una importancia crucial para la industria láctea de Santa Fe; con casi 3 mil millones de litros de leche producidos por año, esa provincia concentra el 27 % del mercado nacional, que en 2014 produjo unos 11 mil millones de litros.

El prototipo de MALEP se terminó de fabricar, se hicieron muchas pruebas de funcionamiento en laboratorio, y en esta etapa se están haciendo ajustes para pasar a la fase productiva.

Mediante el prototipo de MALEP es posible obtener muestras perfectamente representativas y válidas para cualquier tipo de análisis, ya sean fisicoquímicos o microbiológicos.

Además, permite reducir los costos del muestreo y obliga al tambero a mejorar la producción.

Por otra parte, gracias a este desarrollo de la DAT, también pueden resolverse algunos problemas relacionados con el buen tratamiento de la leche.

El muestreo, un proceso complejo

En el sector tambero, el sistema de pago se basa en la calidad de la leche, que se determina con una muestra representativa del total entregado, pero esa operación presenta dificultades que afectan el análisis, la fijación del precio y el posterior pago al productor.


Los problemas del muestreo manual no sólo se limitan a la fase de recolección: también se dan dentro de la misma usina láctea, donde se monitorean las características del flujo en las distintas tuberías de proceso.

Los problemas del muestreo manual no sólo se limitan a la fase de recolección, también se dan dentro de la misma usina láctea, donde se monitorean las características del flujo en las distintas tuberías de proceso.

Por este motivo, la tarea debe realizarse por personal idóneo y después de una cuidadosa agitación de la leche contenida en los tanques o tarros lecheros.

El costo del análisis microbiológico es muy elevado, dado que implica el empleo de personal especializado, con gastos adicionales de traslados y materiales.

A su vez, la representatividad estadística de este sistema es baja, ya que sólo es factible realizar entre dos y cuatro muestreos mensuales, para no incrementar los costos.

Por otra parte, el almacenamiento de la leche en tanques de refrigeración hace más difícil la tarea, ya que la homogeneidad de la masa depende de una correcta agitación, que no siempre es suficiente para garantizar una muestra representativa.

En ese sentido, los especialistas recomiendan que no se realice en grandes tanques, con capacidad mayor a 600 litros si no están provistos de agitador temporizado.

Por último, la variabilidad del volumen de la masa de leche analizada puede oscilar entre un diezmilésimo y un cienmilésimo de la cantidad total. Todos estos factores repercuten de manera directa en la liquidación del pago al productor.

Nuevo muestreador de leche

El Muestreador Automático de Leche puede asegurar la precisión de los análisis de laboratorio, lo cual garantiza el precio a pagar al productor y también permite una mejor clasificación del producto, con sensibles aumentos en el rendimiento global de producción.

El equipo de muestreo de leche se presenta en un gabinete de acero inoxidable muy robusto, capaz de soportar las vibraciones que se producen en el camión de recolección durante el recorrido por los tambos, que se efectúa transitando por caminos rurales no siempre están en buen estado.


Los problemas del muestreo manual no sólo se limitan a la fase de recolección: también se dan dentro de la misma usina láctea, donde se monitorean las características del flujo en las distintas tuberías de proceso.

El MALEP está insertado en la cadena equipo de ordeño–tanque de almacenamiento–camión cisterna, lo que facilita el muestreo rutinario y limita notablemente la manipulación de la leche.

Así, es posible reducir potenciales contaminaciones fuera del ordeño o cualquier intervención directa del productor tambero durante el procedimiento de muestreo.

Todos los componentes del equipo que entran en contacto directo con la leche que se muestrea (tubería principal, pico de muestreo, bomba peristáltica y sensor de temperatura) fueron construidos con materiales aprobados para procesar alimentos.

Con el MALEP pueden obtenerse diversas ventajas: alta representatividad de la muestra gracias al movimiento continuo durante todo el tiempo de carga, independientemente de la masa total y el estado de agitación.

Al mismo tiempo, disminuye el efecto de leche mal agitada o no agitada sobre los resultados de los análisis de laboratorio, a la vez que ofrece seguridad de muestreo de toda la masa al impedir todo tipo de manipulación.

Del mismo modo, el MALEP asegura una mayor representatividad estadística del sistema de muestreo.

Este prototipo, además, reduce  costos, como gastos originados por el personal afectado al muestreo manual y los gastos adicionales de traslado y materiales; otorga facilidad de manejo, ya que, para obtener la muestra, el transportista sólo debe responder el número de tambo y cantidad de litros a cargar.

La innovadora herramienta tiene nulo efecto de arrastre y ofrece la posibilidad de retardo inicial, que facilita el lavado de la tubería con la misma leche, asegurando el inicio del muestreo con leche del propio tambo y elevada cantidad de microfracciones extraídas del total de fluido que se esté cargando.

La industria láctea en Santa Fe

Producción de leche en el país 2014: 11.043 millones de litros por año (Fuente: MINAGRI).

Producción de leche Santa Fe 2014: 2.962 millones de litros por año  (26,8%) (Fuente: IPEC Santa Fe).

Cantidad de Unidades Productivas en Argentina (Tambos) 2015: 11.660 U.P. (Fuente: SENASA).

Cantidad de Unidades Productivas en Santa Fe (Tambos) 2015: 4.270 U.P. (37%) (Fuente: IPEC Santa Fe).

Mincyt


sábado, 17 de septiembre de 2016

Envase ecológico que prolonga la vida de quesos artesanales


Al utilizar cera de abeja como cobertor de quesos, se buscó aprovechar un recurso apícola disponible en Argentina.

Con el fin de extender la vida útil de los quesos artesanales, especialistas del INTI estudiaron una alternativa más económica y accesible al envasado en vacío, como es el empleo de un subproducto de la actividad apícola disponible en la región.

Su bajo costo y la simpleza de su aplicación lo convierten en una alternativa viable para pequeños productores

Con el objetivo de brindar una herramienta de conservación accesible para productores de quesos artesanales, profesionales de la sede de Rafaela del Centro INTI-Lácteos realizaron un estudio sobre el uso de cera de abeja como cobertor.

Su utilización no sólo permite una protección contra la contaminación y el desarrollo de microorganismos, sino que además mejora el aspecto visual del producto otorgándole características regionales.

“Estamos muy interesados en este desarrollo porque para certificar quesos orgánicos y biodinámicos nos piden como requisito tener un packaging tanto natural como ecológico.

Esta sería una solución muy buena para reemplazar las bolsas de vacío y papel aluminio que utilizamos actualmente”, anticipa Cristian Mare del tambo Las Tres Tejas de la localidad cordobesa de San Javier.

La investigación surgió como una necesidad de los productores de quesos artesanales del noroeste cordobés, que en muchos casos no podían acceder al proceso de envasado al vacío de sus productos por sus altos costos. “Inicialmente realizamos una prueba aplicando 1, 2 y 3 capas consecutivas de cera de abeja en quesos semiduros de 300 gramos.

Luego analizamos su comportamiento tras 60 días de maduración. Los resultados de esta primera acción determinaron un comportamiento óptimo con las tres aplicaciones”, explica Bruno Aimar, responsable del Área Desarrollo Territorial y Lechería extra-pampeana de INTI- Lácteos sede Rafaela.

Para la preparación y aplicación del cobertor sólo se requiere una olla de acero, una cocina y cera de abeja.

En primera instancia se realiza la purificación de la cera y luego se coloca sobre el queso en tres capas, dejándola solidificar entre cada una.

Para conocer el comportamiento del producto se realizaron análisis microbiológicos, fisicoquímicos y sensoriales durante 60 días de maduración de quesos semiduros.

“Estudiamos comparativamente muestras cubiertas con cera de abeja y otras envasadas con bolsas plásticas al vacío.

Los resultados arrojaron que ambas metodologías de conservación presentaban desempeños similares porque evitaban tanto la formación de hongos como la pérdida de humedad del producto”, detalla Aimar.

La utilización de cera de abeja brinda un valor agregado a los quesos artesanales, dado que puede convertirse en un envase distintivo y típico de la zona.

Además permite reemplazar a otros materiales más costosos utilizados para la protección primaria del lácteo como parafina, bolsas plásticas al vacío, papel de aluminio y pintura plástica.

“Desde el INTI esperamos continuar la transferencia de esta metodología de conservación de quesos para que puedan aplicarlo productores artesanales de distintas regiones del país”, concluye Aimar.

INTI